¡Ah...! Un año más que se suma a la fila de otros tantos. Veinticinco. Con una mente de viejo y una apariencia de dieciséis. No deja de resultarme curioso que la gente me pregunte si soy mayor de edad. Sí, lo soy. No es mi culpa tener esta cara de niño perpetuo e inocente. Tengo que ser el sueño de cualquier pederasta. Hace un par de domingos me preguntaron, casi afirmándolo, si era ruso. ¿En serio? Tengo que tener una mezcla de etnias un poco variadas porque ya han pensado que soy rumano, medio asiático, marroquí y ahora ruso... Y unos sitios con otros tienen rasgos totalmente diferentes. ¡En fin! En algo había que destacar. Supongo que en parte, dentro de lo malo, me gusta. Lo diferente atrae. Y está comprobado cuando la gente te describe como una belleza atípica, especial y bonita. ¡Pues me alegro pos ustedes! Ya me gustaría a mí verme tan bien...
Se nota que hoy no tengo ganas de filosofar ¿eh? Así que vengo a contar un poco de mi vida, que generalmente no lo hago, pero hoy me apetece. El próximo mes me mudo de país. Lejos. Tan lejos como de España a Costa Rica. Las razones son muchas y variadas, pero creo que todas ellas son buenas. Aunque está claro que hay cosas que seguirán igual... Ya me entendéis.
Por otro lado entre ayer y hoy mi tía y abuela me han dicho que estoy demasiado delgado. ¿Soy el único que se ofende cuando le dicen eso? Es decir, no, estoy normal. Lo que va a ser un peso sano. Si se me marcan algo más los huesos como las clavículas es porque son grandes. Y para qué engañarnos, me encanta. Muchas veces me entretengo tocándolos y me gusta lo duros que están. La sensación de que tras el hueso hay un abismo que se hunde entre carne y piel. Lo mismo con las caderas. Apoyar los brazos ahí estando acostado y sentir algo rígido bajo mi piel. Duro, muy duro (qué mal suena), es algo que me resulta horriblemente hermoso. Las costillas sobresalidas y el estómago semi-plano. Me gusta arquear la espalda y que cada uno de los huesos asomen como agujas. Poder colocar los dedos dentro de ellos. No sé si es un fetiche o algo similar; pero es así, me gusta mucho poder agarrar los huesos y apretarlos fuerte, que no se hunden, que son fuertes. ....Ah....
Por cierto, suelo contestar los mensajes en el mismo sitio donde los dejáis.
Y ahora me apetece escribir, así que improvisaré algo; con su permiso.
Entre silencios exasperantes y palabras huecas,
entre miradas comprometedoras y labios sellados,
entre actos cómplices y sonrisas muertas.
Entre tú y yo.
Un abismo; dos quizá.
Sepultados entre el tiempo y aferrados a las espinas llamadas Vida.
Ser o sentir,
vivir o enterrarnos bajo el manto de la noche.
La lluvia recita fugaz una leyenda que permanece opaca ya,
canta veloz y llora feliz,
entre silencios exasperantes y palabras huecas,
olvidando el tiempo y sintiendo el frío.
Recuerdos que te inundan y emociones que niegas,
entre miradas comprometedoras y labios sellados,
buscando la raíz de todo y el juicio final del comienzo.
Un poema; dos quizá.
Entre tú y yo.
Entre actos cómplices y sonrisas muertas.
En la impía alcoba que aguarda nuestra juventud perdida.
Nuestro deseo inconfeso.
Nuestra Muerte en verso.
Nuestra Muerte en verso.
Algo más lejano a cualquier emoción terrenal.
Más inhumano.
Más sádico.
Más necio.
Capaces somos pues de ensuciar la suave franela que te rodea.
El pequeño manto que te cobija,
bajo estrellas y luces,
donde sueñas y esperas.
Dulce apatía.
Quiero.
Deseo.
Anhelo destripar tu alma.
Besar tus miedos.
Abrazar tus deseos.
Descubrir tu esencia.
Entre silencios exasperantes y palabras huecas,
entre miradas comprometedoras y labios sellados,
entre actos cómplices y sonrisas muertas.
Entre tú y yo.
Un abismo; dos quizá.
Sepultados entre el tiempo y aferrados a las espinas llamadas Vida.
Dulce. Dulce apatía.