Qué es este dolor. Este sentir. Esta Muerte recorriéndome las venas. Esta taquicardia ahondando en mi cuerpo. Este malestar presente que se agravia a cada segundo. Esta tristeza inaudita de la que no soy capaz de escapar. Estos pensamientos suicidas. Este vacío descomunal.
Quizá es debido a vomitar cinco veces seguidas. Atracón tras atracón. Para llenar y vaciar de nuevo la Vida. Para ahogarme en ella y regodearme entre la miseria. Para aliviar todo lo que está ahora mismo en mi cabeza golpeándome con ferocidad. Necesito gritar. Arañar. Golpear. Deseo que mi cabeza esté hueca. Vacía. No puedo más.
Y lo repito una vez y otra. La ansiedad me está carcomiendo. Tengo un pesar sobre la consciencia que me supera. Me cuesta seguir un día más. Otro. Otro. Para nada, porque al final estoy en la misma parte; en el mismo punto. Estoy harto de luchar contra lo que no soy capaz de lidiar. De enfrentarme a estos pensamientos que provienen de lo más oscuro de la consciencia. De tener que rechazar una parte de mí que podría acabar con mi existencia. Estoy cansado de respirar.
Solo quiero paz. Solo eso. Que no haya nada en mi cabeza que me torture de esta forma. Tantas palabras. Tantos insultos. Tan estúpido.
No quiero levantar mañana. Pero sé que es lo que va a ocurrir y eso, en parte, me decepciona. Me siento muy ofuscado. Harto. Siento el hastío perforándome las vísceras y las palabras en el viento ahorcándome.
Qué tengo que hacer para levantar esta vez. Cada día me entierro más hondo. Más. Y los años que han quedado atrás esta misma sensación se veía opacada por la gente de mi alrededor; ¿pero ahora? Quién hay ahí sino yo mismo. Yo, desdichado y cobarde. Me he cansado tanto de la gente que les he apartado de mí. Y aún sabiendo que cuento con el cariño de muchos yo decidí hace tiempo no acercarme a ellos.
Mi vida vacía. Como mi cuerpo. Como mi alma. Lo único que continua a punto de desbordar es mi mente, que ya no sabe escapar de lo que parece el inminente final.
Hoy me siento basura. Por todo y por nada. Porque no puedo más. Porque no sé cómo continuar. No sé qué hacer. No sé qué decir. Solo quiero dejarlo todo atrás y desaparecer. Desaparecer sin decir nada a nadie. Sin dejar rastro.
Bailando...
Mientras el viento susurra
delicadas palabras
de amor.