lunes, 22 de diciembre de 2014

De vuelta a la realidad



Vuelta a la realidad. Al mundo. Nada de ficción. Ni de palabras. Absolutamente nada, como siempre. Y sí, eso quiere decir que ya estoy viviendo en otro país. En otro espacio terrenal. Muy bonito, eso sí, si no fuera porque tengo que seguir conviviendo conmigo mismo. Ahora estoy estable, al menos más que cuando llegué, porque si algo es cierto es que mi vida, sea verdad o no que exista aquello llamado suerte, poca cantidad hay de tal sustancia entre las hebras del destino. No me gusta explayarme con cosas banales de mi vida personal, pero en resumen pasé tres semanas horribles porque no estaba en la casa que debía y no podía vomitar. Tres putas semanas de angustia y depresión que venían y se iban. Y yo comiendo. Y andando. Y comiendo. Y llorando, para variar, pensando que había engordado veinte kilos o más. Sin poder pesarme cada mañana como es mi rutina. Al final ni subí, ni bajé. Idiota.

Pero ya está. Ya tengo mi casa. Mi espacio. Mi baño. Y mi báscula.  Y ahora la mayor parte del día (desde hoy) estoy solo, así que todo va bien. O va como debe ir. Aunque si a algo tengo que hacer mención es que la persona que convive bajo el mismo techo que yo sabe de esto (creo que ya comenté en una entrada anterior que es uno de esos humanos especiales en mi vida), así que no me pone trabas en devolver hasta el hígado. Feliz.

Y si en mi país llamaba la atención, aquí ya soy un cartel grande de neón que grita que le observen. Me gusta, al menos en parte. No me lanzan miradas acusadoras. Chicos o chicas te miran, de arriba a abajo, mientras se cruzan contigo por la calle. Y tú les ignoras, o sonríes incluso. Porque si algo me gusta en este mundo, es sonreír. Es una mueca simple, bonita y que transmite mucho a todo el mundo. Lo odio, a partes iguales, también.

A nadie le importa cómo me siento. Cómo veo el mundo. Son gente con la que jamás cruzaremos una palabra pero que, al menos, por un momento, casi seguro, te devolverán la sonrisa. Por lo que sea. Por compromiso, amabilidad o simplemente porque es algo que los demás no hacen. 

Pero el problema real de todo esto es el mismo que en España. Que en todo el mundo. Yo. No puedo vivir de forma normal. Tengo que impresionar a los demás, destacar, ser quien no soy. ¿Qué soy? Una imagen. Una sombra. Un segundo de silencio. Una masa que intenta ser bueno en algo. Que se auto exige en diferentes campos de esta vida. Que logra lo que se propone. Que se expande en vidas ajenas. Que entra y no sale. 

¿Para qué?


Entretenimiento. Aprobación. Logros. Metas inexistentes. Conocimiento. Fama. Dinero. O quizá simplemente es la estupidez que me caracteriza. Esa neurona semi-muerta que está colgando y me hace realizar acciones al tuntún en busca de quién sabe qué.

Y siempre me pregunto hasta dónde llegará todo ésto. Cuál será el punto de inflexión, en el que el mundo terminará de construirse o de derrumbarse. A quién dejaré atrás o a quién llevaré conmigo. Quiero comerme el mundo y después vomitarlo. Junto todo lo posible. Creo que hay partes de mí que no deberían existir; pero sin embargo, lo hacen. Y no puedo hacer más que aceptarlas y colocar límites morales para no excederme. Conmigo. Con los demás. Con el mundo. 

Hay momentos en los que solo quiero desaparecer. Sin dejar rastro. Ni marca. Ni huella. Nada. Completamente opaco. Completamente vacío. Y es un reloj, pequeño, el que informa el tiempo que resta y del que no soy capaz de afrontar.

Y cada paso. Cada momento. Es la propia desesperación quien me persigue. Quien acecha. Quien espera un segundo, un despiste, para hacer mella en mi propia persona. Y me pregunto por qué tiene que ser todo de la forma que es. Cuando yo podría ser una persona de provecho. Inteligente. Adulta. Una persona digna, que no soy, ni seré...

Jamás.

Nunca jamás.



5 comentarios:


  1. Es internaste experimentar un nuevo ambiente, personalmente odio los lugares nuevos, detesto viajar, incluso en auto, pero que va, sé que hace bien un cambio de suich, aunque realmente ignoro tu situación.

    Al menos haz recuperado tu ''estado natural'', ya sabes tu rutina y esas cosas.

    Aveces me gustaría ''no pensar'', bueno, en realidad me gustaría pensar cosas útiles, necesito una lobotomía con urgencia..

    Te mando saludos y algo de buena onda :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta viajar, supongo que es porque no me siento atado a nadie ni a ninguna parte en concreto. Después de todo, al largo de la vida, lo único que permanece a nuestro lado somos nosotros mismos, así que tampoco siento ansiedad o miedo a marcar distancia con todo lo que me rodea. En mi caso, sí, es una buena opción. Deberías probarlo alguna vez aunque sea durante un tiempo.

      Eliminar
  2. Te equivocas, porque si eres una persona Digna, de provecho.
    Cuando te leo es como si tu supieras todo lo que siento y no me atrevo a expresar o no sé como decirlo, no sé si esa forma de sentir es la mejor, pero tu tienes la valentía de expresarlo; eso te convierte en una persona Digna, Inteligente, de provecho y adulta.
    No escribiste por semanas, y admito que me preocupaste; ahora comprendo la razón.
    Me gustaría vivir sola, pero en mi caso, eso llevará años porque primero necesito salir profesional para mantenerme, la situación económica en mi país es diferente. Si viviras solo con una persona: Mi sugerencia sería que también intentes hacer algo diferente, que el cambio de residencia sea algo que no venga solo y que traiga algo positivo, algo que merezca hacerte sonreir, no sé, como si sales por las mañanas a un parque cercano y sencillamente aprecias algo bonito, haz algo que te haga felíz, lee un libro, pero sal de casa, intenta no encerrarte. Es complicado, porque a mi me cuesta seguir este consejo, pero se que me hace bien salir de casa, asì que pienso que también lo hará contigo. Y si al salir notas que todos te ven como el raro: Bienvenido al club, envìalos al cuerno, porque si sabes que no cambiarán que mas da, vos también haz lo que quieras, sal, camina y sonrie o lanzales un gruñido...
    Te envio un abrazo y Fuerza.
    Y te deseo una feliz navidad, pasala bien...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias como siempre, Daniela. Supongo que todo se basa en perspectivas y diferentes puntos de vista. Una parte de mí presupone que no todo el mundo va a mentirme, que, alguno de ellos, me verán como dicen, pero me parece tan estúpido que no me entra muy bien en el cerebro.

      No me gusta salir de casa porque hay gente. Y no me gusta estar entre gente desconocida. No porque me miren o no, simplemente no me siento cómodo. Les veo tan inmersos en sus vidas que me resulta molesto. Pero salir solo tampoco es que me ayude demasiado, sigue siendo lo mismo que entre cuatro parades, así que no sé si me iba a servir mucho.

      Gracias como siempre, de nuevo. Un abrazo.

      Eliminar
  3. Que gusto volver a leerte. Bueno, es genial que ahora tenga tu propio espacio y no tengas a nadie que detenga tus necesidades. ¿A qué país vives? Sólo por curiosidad.
    Y no tienes que ser otra cosa en frente de otras personas, cada uno tiene su mundo y los que vienen a molestar tu mundo sólo bloquealos.

    ResponderEliminar